Trailing spouses es el término como se conoce en inglés a
quienes siguen a sus esposos a otro país o ciudad por cuestiones laborales. Generalmente
está asociado con la vida expat –embajadas, universidades organismos, empresas
privadas y colegios internacionales- pero también a nivel nacional en puestos de
militares, gobierno y multinacionales.
Trail es un sustantivo que significa cola, estela, etc. la forma verbal habla de arrastrar,
seguir la pista de, seguir el rastro de.
Primero
tengo que decir que el término trailing
spouse me suena odioso porque para mí denota a alguien que se convierte en un
apéndice, alguien que sigue a su compañero a ciegas, como un pájaro que sigue
un camino picando migajas de pan.
Trailing spouse lo asocio con el Hash que
deja trails (marcas) para que los
corredores o caminantes sigan una vía. A diferencia del Hash donde encontrar el
camino es divertido y uno pasa genial siguiendo papelitos que lo llevan por
parajes inimaginables y finalmente a su destino que es encontrarse con el grupo,
el término en un esposo (que por lo general es una esposa) suena como un
lastre.
De hecho, desde
que fue nombrado por primera vez en los 80, el término trailing spouse -en español el que sigue a su pareja-, abrió un
debate en torno a él, que hoy 30 años después cobra aún más vigencia con el
papel activo de la mujer en el mundo laboral. Ya el papel exclusivo de la mujer
como mamá y ama de casa está revaluado. A estas alturas de la vida, el término
resulta anticuado y ofensivo. Una mujer se mueve en diferentes mundos: trabajo,
hogar, maternidad, entre otros.
Escribo
esto y ya siento cómo me tiemblan las manos de la pasión con la que tecleo. Es
que, aunque lo niegue, yo soy una trailing
spouse y me siento mal al saber que formo parte de esa categoría. Sin embargo,
entre más leo sobre el tema, hablo con gente cercana y en general observo mi
entorno, me reconforta saber que no soy la única que se molesta con la expresión
ni tampoco la única que siente sus efectos.
De hecho,
hay una condición sicológica llamada El síndrome del que sigue a su pareja. Está definido como el efecto que causa el
traslado y asentamiento en otro lugar a alguien que sigue a su pareja por
motivos laborales.
Algunos efectos:
Parte laboral y profesional: Dificultades asociadas a conseguir
un trabajo cuando está recién llegado y no conoce ni siquiera su entorno,
sumado a que crear una red social y darse a conocer personal y laboralmente
toma tiempo. Por último, por cuestiones de visa, en muchos países no está
permitido trabajar. Muchos, cuando por fin consiguen un trabajo, deben abandonarlo
todo otra vez para moverse al próximo post.
Asuntos familiares: Estrés en la familia causado por factores
culturales, sociales y financieros que influyen en la relación personal entre
sus miembros. Pérdida de comunidad y sensación de vacío al dejar atrás
familiares y amigos.
Barreras en la movilidad: La disposición del acompañante y/o
los miembros de la familia de reubicarse. También, el poco apoyo por parte de
la oficina del que trabaja hacia las necesidades del acompañante.
Retos de la vida diaria: Dificultades asociadas a encontrar
un buen trabajo u otra actividad significativa y mantenerlos.
Pérdida de identidad: Conflictos asociados con la pérdida
de identidad y luego reinventarse en un nuevo ambiente.
Este último
apartado es particularmente difícil porque en el nuevo lugar se deja de ser un
individuo que tiene logros, prestigio laboral, para pasar a ser únicamente la
esposa de, la mamá de. Esto crea fuertes conflictos internos. Volver a su
identidad individual toma tiempo y esfuerzo para darse a conocer como alguien
autónomo.
Alguien me
hizo un comentario sobre este blog diciendo que “[este blog] pareciera escrito
desde otro lugar pues habla más de identidad que los anteriores, la identidad
que ud y su familia han venido construyendo estos años y eso lo hace
interesante”.
Yo agregaría
que es la identidad que recuperé y lucho cada día por mantener. Una identidad
que no sólo se construye, se refuerza y, la que valoro muchísimo.
El objetivo
de este blog era precisamente ver desde una óptica más objetiva el mundo expat
sin las anécdotas de los lugares de residencia que nutrían mis primeros textos y
divertían a mis amigos y familiares. En ese momento la vida expat estaba llena
de aventuras nuevas que me divertían por ser tan inusuales.
Pero ya que eso se
ha convertido en un estilo de vida, ha perdido la gracia y es lo que reflejan
mis palabras en este blog. Ahora que deconstruyo este estilo de vida (que elegí
por mi propia decisión, es cierto, pero al que he visto sus consecuencias
negativas solamente en el camino) lo veo sin apasionamientos, y lo veo como eso, un
estilo de vida que no quiero seguir más.