Árbol del desierto

Árbol del desierto
A quien amas, dale alas para volar, raíces para volver y motivos para quedarse. - Dalai Lama

Tuesday, September 15, 2015

El odioso término de ser solamente un acompañante

Trailing spouses es el término como se conoce en inglés a quienes siguen a sus esposos a otro país o ciudad por cuestiones laborales. Generalmente está asociado con la vida expat –embajadas, universidades organismos, empresas privadas y colegios internacionales- pero también a nivel nacional en puestos de militares, gobierno y multinacionales.

Trail es un sustantivo que significa cola, estela, etc. la forma verbal habla de arrastrar, seguir la pista de, seguir el rastro de.

Primero tengo que decir que el término trailing spouse me suena odioso porque para mí denota a alguien que se convierte en un apéndice, alguien que sigue a su compañero a ciegas, como un pájaro que sigue un camino picando migajas de pan.

Trailing spouse lo asocio con el Hash que deja trails (marcas) para que los corredores o caminantes sigan una vía. A diferencia del Hash donde encontrar el camino es divertido y uno pasa genial siguiendo papelitos que lo llevan por parajes inimaginables y finalmente a su destino que es encontrarse con el grupo, el término en un esposo (que por lo general es una esposa) suena como un lastre.

De hecho, desde que fue nombrado por primera vez en los 80, el término trailing spouse -en español el que sigue a su pareja-, abrió un debate en torno a él, que hoy 30 años después cobra aún más vigencia con el papel activo de la mujer en el mundo laboral. Ya el papel exclusivo de la mujer como mamá y ama de casa está revaluado. A estas alturas de la vida, el término resulta anticuado y ofensivo. Una mujer se mueve en diferentes mundos: trabajo, hogar, maternidad, entre otros.

Escribo esto y ya siento cómo me tiemblan las manos de la pasión con la que tecleo. Es que, aunque lo niegue, yo soy una trailing spouse y me siento mal al saber que formo parte de esa categoría. Sin embargo, entre más leo sobre el tema, hablo con gente cercana y en general observo mi entorno, me reconforta saber que no soy la única que se molesta con la expresión ni tampoco la única que siente sus efectos.

De hecho, hay una condición sicológica llamada El síndrome del que sigue a su pareja. Está definido como el efecto que causa el traslado y asentamiento en otro lugar a alguien que sigue a su pareja por motivos laborales.

Algunos efectos:

Parte laboral y profesional: Dificultades asociadas a conseguir un trabajo cuando está recién llegado y no conoce ni siquiera su entorno, sumado a que crear una red social y darse a conocer personal y laboralmente toma tiempo. Por último, por cuestiones de visa, en muchos países no está permitido trabajar. Muchos, cuando por fin consiguen un trabajo, deben abandonarlo todo otra vez para moverse al próximo post.

Asuntos familiares: Estrés en la familia causado por factores culturales, sociales y financieros que influyen en la relación personal entre sus miembros. Pérdida de comunidad y sensación de vacío al dejar atrás familiares y amigos.

Barreras en la movilidad: La disposición del acompañante y/o los miembros de la familia de reubicarse. También, el poco apoyo por parte de la oficina del que trabaja hacia las necesidades del acompañante.

Retos de la vida diaria: Dificultades asociadas a encontrar un buen trabajo u otra actividad significativa y mantenerlos.

Pérdida de identidad: Conflictos asociados con la pérdida de identidad y luego reinventarse en un nuevo ambiente.
Este último apartado es particularmente difícil porque en el nuevo lugar se deja de ser un individuo que tiene logros, prestigio laboral, para pasar a ser únicamente la esposa de, la mamá de. Esto crea fuertes conflictos internos. Volver a su identidad individual toma tiempo y esfuerzo para darse a conocer como alguien autónomo.

Alguien me hizo un comentario sobre este blog diciendo que “[este blog] pareciera escrito desde otro lugar pues habla más de identidad que los anteriores, la identidad que ud y su familia han venido construyendo estos años y eso lo hace interesante”.

Yo agregaría que es la identidad que recuperé y lucho cada día por mantener. Una identidad que no sólo se construye, se refuerza y, la que valoro muchísimo.


El objetivo de este blog era precisamente ver desde una óptica más objetiva el mundo expat sin las anécdotas de los lugares de residencia que nutrían mis primeros textos y divertían a mis amigos y familiares. En ese momento la vida expat estaba llena de aventuras nuevas que me divertían por ser tan inusuales. 

Pero ya que eso se ha convertido en un estilo de vida, ha perdido la gracia y es lo que reflejan mis palabras en este blog. Ahora que deconstruyo este estilo de vida (que elegí por mi propia decisión, es cierto, pero al que he visto sus consecuencias negativas solamente en el camino) lo veo sin apasionamientos, y lo veo como eso, un estilo de vida que no quiero seguir más. 

Monday, September 07, 2015

El esposo viajero

Este blog empezó hace más o menos tres meses con la idea de hablar de cómo es la vida expat desde una perspectiva interna, o sea la mía. Una mujer que vive hace casi una década fuera de su país de origen, cambiado de lugar de residencia cinco veces, cargando con dos hijos, un esposo y una casa a cuestas. 

Una mujer que en nueve años ha tratado intensamente de acomodarse a una nueva vida –¡acomodándose!-, buscado trabajo –¡encontrándolo!-, y teniendo que marcharse para repetir el proceso una y otra vez. De verdad que esta vida de expat a veces se siente como un continuo  déjà vu.

Encontré la coyuntura perfecta para hablar de un tema que me toca a diario y es el de la esposa acompañante.

Hace poco, Internations, una comunidad de expatriados con casi dos millones de miembros, presencia en 390 ciudades del mundo y referente obligado de los internacionales en el exterior, publicó su encuesta anual sobre temas relacionados con los expats: lugares favoritos de residencia, condiciones de los países en los que están, ranking de mejores y peores destinos para vivir, etc. 

Este año, al igual que el pasado, discriminó los resultados entre hombres y mujeres, y ahora creó una categoría para los esposos que siguen a sus compañeros (trailing spouses en inglés) que llamaron esposos viajeros.

En la encuesta participaron 14.400 expats que viven en 64 países. El 84% de los encuestados del grupo Esposo viajero correspondió a mujeres. Los países típicos de residencia fueron Singapour, Luxemburgo, Kenia, Hong Kong y Mozambique.

Los resultados del apartado son sorprendentes, de algún modo, porque la encuesta desglosa y respalda con números lo que percibo a diario en la comunidad, que he visto en gente cercana y sentido personalmente: que el grupo es uno de los más descontentos y el que tiene momentos muy difíciles en la vida internacional.

Aquí algunos datos de la encuesta:

34%
47%
20%
18%
18%
60%
De los esposos viajeros cría a sus hijos en el exterior.
Tiene posgrado o PhD.
Es amo de casa o padre/madre que se queda en la casa.
Está buscando trabajo.
Trabaja medio tiempo.
Encontró difícil renunciar a su carrera.

36%
65%
El ingreso anual familiar de USD100.000 o más.
Le disgusta ser económicamente dependiente de su pareja.

15%
50%
45%
Ha vivido en cuatro o más países.
No habla el idioma del lugar o un solo un poco.
La mayoría de sus amigos son otros expatriados.



Es interesante ver que casi el 50% de los esposos viajeros tiene estudios de posgrado o doctorado pero un gran porcentaje se queda en la casa o está buscando un trabajo. Es que encontrar un trabajo es difícil en el exterior porque en muchos países hay restricciones de trabajo en la visa. Recuerdo que en Kenia, por ejemplo, la ley claramente decía que un extranjero podía tener un cargo siempre y cuando un nacional no fuera capaz de llevarlo a cabo.

Por esto, es común ver expats trabajando en ONGs, organismos internacionales y como voluntarios. Estos trabajos diseñados para extranjeros son muy competidos porque son contados con los dedos de una mano y muchas veces se llega a ellos sólo por recomendación o correo de voz y no por algún medio formal.

Se tiende a romantizar la vida de expat. Se cree que es una vida de lujos, viajes, rodeada de paisajes exóticos y con aventuras a diario. Se piensa algo así como una Karen Blixen viviendo en las sabanas kenianas y conviviendo con animales y comunidades salvajes y quien su príncipe azul visita en avioneta. O en los diarios de Macarroni de Marco Polo, o los escritos de todos esos viajeros que recorrieron el mundo y de vuelta a sus lugares de residencia fueron recibidos con admiración. 

Pues, sí y no. La vida expat sí tiene ciertos tintes visibles de esos pero hay también otros como el alto costo emocional (personal, familiar y laboral, entre otros) que no son tan visibles y por lo tanto de los que sólo se habla en privado.

En el próximo post escribiré sobre el esposo viajero. En ese post, lo llamaré sin eufemismos  el/la que sigue a su pareja, el trailing spouse en otras palabras.